miércoles, 18 de agosto de 2010

Sobre In-comunicando

In-comunicando es una obra de corte experimental que transgrede la unidad clásica, un ejercicio teatral que intenta provocar la turbación del espectador a través del acto incomunicativo.



Son diversas historias y diversos personajes que se vinculan por el leiv motive de la incomunicación. La incomunicación vista desde distintos prismas: generacional, crítica a la neotelevisión y a la escala de valores contemporánea, violencia, familia, a la utilización de los diferentes códigos y lenguajes (que al fin y al cabo son los que menos ruido tienen).



El técnico pone en marcha la obra en ese estatuto deífico con la potestad de hacer de los actores personajes, empujándolos a un ciclo ficcional que terminará en 1h y 15 min.

Un prólogo donde los actores inician su calentamiento teatral.



Tres personas que hablan sin escucharse, haciendo un uso del código verbal y gestual arbitrario.



Dos personas que no se encuentran, cuando una espera la otra quiere irse, cuando una encuentra un referente, la otra no lo ve.



Tres ancianas erosionadas por el paso del tiempo, que no se escuchan, que viven en mundos distintos sin darse cuenta, tres mundos que las arrastran a la soledad, al aislamiento.



Una familia que sólo habla, no escucha.



Distintos códigos que separan a una alemana, una francesa y un inglés que sin saberlo tienen muchas más cosas en común de las que los separa.



El eco de un público heterogéneo.



Todos estos personajes rodeados del contexto neotelevisivo que quiere producir audiencias en base a un juego de espejos narcisistas, donde se espectaculariza con la cotidianidad y se frivoliza con la vida. Los sentimientos se hacen show y prima el sensacionalismo y el entretenimiento sobre la información. De ahí las noticias que intercalan la agenda teatral con el trituramiento de unos niños.



Y finalmente, los actores de nuevo reflexionando sobre su propia condición de personajes de ficción efímeros, que se evaporarán una vez se acabe la obra en ese juego ambigüo de personaje-actor.Los personajes rompen con la cuarta pared y en un ejercicio metafictivo hablan con el público sobre su naturaleza de personajes, una condición que acaba y empieza cuando las acotaciones así lo indican.





Formalmente, envolviendo la temática, la obra sigue dos direcciones claras. Por un lado, el tema de la incomunicación y por el otro, la autorreferencialidad teatral. El cuestionamiento del linde que hay entre personaje y actor es una constante en este ejercicio.



Un ejercicio que intenta turbar al espectador mediante una simbiosis de experiencias en las que están presentes desde el teatro del absurdo hasta el distanciamiento propugnado por Bertolt Bretcht y el propio estilo del grupo Mequetrefes que intenta hacer pensar al espectador sin desprestigiar el preciosismo estético.